La última fortaleza...

Which would be worse - to live as a monster? Or to die as a good man?

Muchas veces me imagino viajando por interminables carreteras, carreteras carentes de estaciones de servicio, carreteras que parten en 2 desiertos.
Noto la brisa cálida en la cara y los sueños se me amontonan en la cabeza. Con una larga inspiración lleno mis pulmones y me olvido de que el retrovisor existe.
Los amortiguadores hacen su trabajo, suavizando el camino, dejandome plácidamente adormilado sobre el volante, contando lineas discontinuas.
Miro a un lado y a otro y tan solo siento el abrazo de la soledad, una paz acogedora, la repetitiva sonrisa del motor.

Los kilómetros pasan, el sol se va ocultando y el cielo se tiñe de un melancolico naranja. Un tequila Sunrise flota hasta donde abarca la vista y nos hace mirar al asiento del copiloto.
Caminos interminables, sonrisas complices, miradas con telepatía, luchas sobre la radio, cabezadas que pacifican y enternecen, bromas que acortan el tiempo y hacen que se olvide cuanto resta de viaje.
Momentos en los que tu mundo queda reducido al habitáculo del coche, a una pareja de payasetes con sonrisa infinita, al calor acogedor de la calefacción, a unos asientos calidos y manos frias, a una aventura entre dos.